Luis Felipe, más conocido como el Yuyo Noé, brinda en esta entrevista –lejos de todas las formas de la pomposidad– su mirada sobre los procesos de aprendizaje y enseñanza de las artes visuales. La transmisión de experiencias y las normas académicas; las posibilidades creativas y el acercamiento a la cultura por contagio, son algunos de los temas que lo preocupan.
Además de ser uno de los artistas y teóricos con más trayectoria, Yuyo Noé
se destaca por su amabilidad, predisposición y buen humor. Vive en San Telmo y
nos recibió en su casa para conversar sobre su trayectoria y la educación en
artes. Para entrar en este recorrido, le pregunto por sus orígenes y su
formación, y si es que ésta se corresponde de alguna manera con la de los demás
artistas de su época.
–Cada uno ha tenido formaciones muy
distintas.
Cuando yo terminé la escuela primaria quise
entrar en la Belgrano, que era equivalente al secundario pero de arte, mi padre
no quiso, quiso que hiciera un secundario normal. Cuando terminé el secundario
quise entrar en la Pueyrredón y mi padre me dijo no, que estudiase una carrera
pero que también estudiase pintura simultáneamente.
A mi padre le pareció bien que estudiase
pintura pero me ponía condición, entonces entré en Derecho pero al mismo tiempo
entré en el taller de Horacio Butler.
Yo tenía una pasión por la pintura, por las
imágenes y por lo que me sugerían las imágenes desde muy chico.
Elegí a Horacio Butler porque ya tenía una
tendencia, me gustaban los pintores modernos y creo que en gran parte lo elegí
por el color, pero eso lo pensé después. Yo era un adolescente y pensaba:
cuando aprenda a pintar voy a pintar igual que él porque me pasaba su fórmula.
Hay una manera de los adolescentes de
preguntar que los adultos no aguantan porque parece discusión; discuten
pero en realidad discuten para saber por qué,
por qué tenía que hacer esto y no esto otro, eso un día a los adultos les
harta. Entonces un día me dijo que no tenía nada más que enseñarme, no me
estaba dando un título, me estaba señalando donde estaba la puerta. Pero luego continué
solo en gran parte con la formación de él.
Me animé a exponer en el año 59, yo tenía 26
años y lo invite a Butler. Yo llegaba con un miedo bárbaro a la exposición y me
lo encontré en la puerta. Me dijo: llegué temprano por si no me
gustaba, pero le debo decir que haciendo lo contrario que yo le enseñé ha hecho
una pintura que le ha dado un buen resultado. Entonces yo me emocioné como si
me hubiesen dado el Nobel. Ese día, el 5 de octubre de 1959, es uno de los días
más importantes de mi vida porque además ahí nació mi amistad
con pintores como Macció, Alberto Greco y Jorge
de la Vega.
Yo no tengo ninguna formación académica. De
ese grupo de gente ninguno la tenía, lo que es distinto con la gente que
después he conocido. Por ejemplo Stupia hizo la escuela, tengo una gran
cantidad de amigos de alrededor de 60 años y la mayor parte hizo la escuela.
–¿Entonces usted nota que las personas que
son más jóvenes tienen formación académica?
–Sí, pero por ejemplo Germán Gargano que
estuvo preso 10 años por razones políticas aprendió a pintar por
correspondencia con Gorriarena, se escribían con Gorriarena y le mandaba,
pintaba solito en la cárcel.
La Universidad de Buenos Aires no tiene
departamento de artes, siempre fue un sistema de escuelas, es un poco
oprimido y un poco viejo el sistema y el IUNA
es como travesti, es decir, no es una universidad, es como una escuela que se
disfrazó de universidad y a los profesores pobrecitos, cómo los iban a dejar
vacantes. Entonces al final son los mismos profesores pero que se pusieron a la
moda y quisieron adaptarse. Eran pintores de formación que venían del
poscubismo o más académicos todavía y de repente se llenaron la boca de teoría
y de conceptos y salió un poco mamarracho la cosa. Este es mi punto de vista,
polémico realmente.
–¿No profundizan en el campo plástico
material ni en el teórico?
–Sí, sí, yo soy muy escéptico con respecto al
IUNA. Y creo que lo mejor que se hace en relación a la enseñanza en la
Argentina es en los talleres de arte infantil y en toda su metodología. Creo
que a muchos adultos habría que enseñarles así, a jugar, a tener libertad de
plantear cosas y enseguida entrar en un mecanismo creativo.
“Creo fundamentalmente en la incentivación” “Yo creo en la enseñanza pero no creo en
cualquier tipo
Un chico si no va a talleres y esas cosas no
está incentivado, creo fundamentalmente en la incentivación, pero no en las
normas académicas. Muchas veces en la pintura se enseña, como si a un chico le prohibieran
hablar hasta que supiera todos los verbos y toda la gramática.
Luis Felipe “Yuyo” Noé
Nació en Buenos Aires en 1933. Formó parte
del grupo conocido como La Nueva Figuración junto a Jorge de la Vega, Ernesto
Deira y Rómulo Macció. Tiene una extensa trayectoria y recibió una gran
cantidad de distinciones entre las que se destacan el premio Nacional Di Tella,
la Beca Guggenheim y el Premio Konex de brillante al mejor artista de la década
otorgado en el año 2002. En el año 2009 participó como representante de la
Argentina en la Bienal Internacional de Arte de Venecia.
Deodoro, gaceta de crítica y cultura | Número 28 | Febrero 2013
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